No es raro hoy en día escuchar a las mujeres lamentar el comportamiento de sus maridos o parejas masculinas. Desde exclamar con desesperación que “yo también trabajo duro y sin embargo no hace nada en casa” o “su idea de una noche romántica es pedir comida para llevar y ver todos los capítulos de una serie de Netflix”, cada vez más mujeres parecen expresar con frustración que no todo está bien en casa. Tanto es así que ha ido más allá de la ya conocida “sesión de quejarse con las chicas” hasta convertirse en un tema constante en la cultura popular. (Tomemos por ejemplo los anuncios de televisión en los que la esposa siempre se sale con la suya burlándose de la opinión de su marido: desde la compra de un auto hasta los jingles de marketing de un importante proveedor de muebles).
¿Qué mensajes estamos recibiendo? ¿Es un resultado lógico y tardío de tener que lidiar con el dominio masculino tradicional? ¿La era del “Me Too” ya va más allá del lugar de trabajo y ha entrado a su siguiente fase dentro del hogar? ¿Están las mujeres cada vez más seguras y confiadas en exigir lo que quieren en la vida porque no necesitan un hombre que las proteja y les provea seguridad financiera? Quizá es un poco de todo. Y para muchas mujeres, la opción de una aventura extramatrimonial es cada vez más atractiva.
Esta transformación de roles entre los sexos ha llevado a muchas mujeres a reconsiderar su elección de una pareja romántica de una manera mucho más abierta. Si eres una esposa solitaria atrapada en un matrimonio sin sexo o si simplemente tienes curiosidad de experimentar románticamente con ambos sexos (la decisión es solo tuya) sin miedo de que le apliquen la anticuada etiqueta de “adulterio”.
A través de los años, el concepto de mujeres que prefieren la compañía de otras mujeres (sexual, emocional y socialmente) siempre se ha discutido en voz baja o se ha racionalizado para cumplir con las normas sociales definidas por los hombres. Estas mujeres siempre han existido, pero históricamente se han considerado la excepción a la norma.
Ya es hora de darse cuenta. Como dice el refrán, “la historia la escriben los vencedores”; básicamente, los hombres. Cualquier referencia a la infidelidad femenina, el lesbianismo o la bisexualidad en mujeres casi no está documentada en la literatura clásica, pero podemos entrever su existencia en algunos escritos antiguos. La autora más conocida probablemente sea la poeta griega Safo (de la isla de Lesbos) del siglo VI a. C., quien escribió sobre su amor por hombres y mujeres. Otras referencias incluyen la historia de Ifis en el poema “Metamorfosis” escrito por el romano Ovidio. Ifis, nacida mujer, obtuvo la compasión de los dioses, quienes la transformaron en un hombre para poder estar con su amante femenina. También encontrarás un unos cuantos comentarios en textos cristianos, árabes y judíos en la Europa medieval sobre la necesidad de que las mujeres hagan “penitencia” por participar en actividades homosexuales o pansexuales ilícitas[1]
No sería hasta finales del siglo XIX cuando el lesbianismo (o la bisexualidad) se haría más visible culturalmente en Inglaterra y la Europa continental. Y aunque no parece estar tan condenado como la homosexualidad masculina, se consideró que prevalecía en los círculos “menos respetables” de París y Ámsterdam, especialmente entre bailarinas y prostitutas. Para el siglo XX, aunque no necesariamente aceptados, el lesbianismo y la pansexualidad de las mujeres se volvieron más tolerados, lo que culminó en el lesbianismo político de los años sesenta, los famosos disturbios de Stonewall de Nueva York en 1969 y el comienzo del feminismo lésbico en la década de los setenta.[1]
Frustración. Soledad. Deseos sexuales insatisfechos. Apoyo emocional. Atracción natural. Las razones por las cuales las mujeres buscan el consuelo de otras mujeres mediante encuentros discretos son tan diversas como las mismas mujeres. Sin embargo, las investigaciones muestran que la cantidad de relaciones alternativas va en aumento y cada vez son más aceptables en sociedad. Solo hay que darle un vistazo a la cultura popular: con programas de televisión como Ellen, The L Word, y Orange is the New Black, películas como Carol y The Kids Are Alright y canciones como “I Kissed a Girl” de Katy Perry, cada vez más vemos una aceptación de estilos de vida alternativos.
En un artículo para O, The Oprah Magazine, la escritora Mary Fischer nos muestra una visión fascinante de por qué las mujeres escogen otras mujeres como sus parejas preferidas, y cómo la orientación sexual de las mujeres puede cambiar dependiendo de sus circunstancias, edad, ambiente, o simplemente biología.[2] Tengamos en cuenta que el matrimonio tiene bastantes formas que pueden explicar por qué las mujeres ven la infidelidad con su pareja no solo como algo aceptable sino necesario para poder satisfacer sus fantasías sexuales latentes.
Por ejemplo, ¿estás en una situación denominada “matrimonio blanco”? Este término se refiere a los matrimonios por conveniencia que nunca se consumaron. ¿Estabas obligada a formar esa unión debido a presión familiar, o por consideraciones económicas, sociales o de compasión? ¿O tu relación es lo que se conoce como “matrimonio lavanda”? En este caso, un hombre y una mujer deciden casarse para ocultar la homosexualidad de uno o ambos, sin considerar el amor romántico y la atracción sexual.[3]
Quizá tu unión esté basada en un deseo mutuamente acordado de un matrimonio abierto, lo que significa que ambos son libres de explorar relaciones poliamorosas sin la culpa de que te llamen una amante. Incluso tu esposo puede buscar sus propias aventuras con hombres bisexuales o bicuriosos de manera abierta y amorosa.
Sin importar cuál sea el caso, es alentador saber que los hombres casados y las mujeres casadas ahora tienen opciones para perseguir sus deseos más ocultos sin que eso los encasille en un estereotipo definido por el resto de su vida romántica.
Durante años, muchos científicos de renombre, como la doctora Anne Ridley en una entrevista en 2017 con Simone Page, reportera del Toronto Sun, han citado el modelo de sexualidad de Alfred Kinsey y su escala de 6 puntos, en la que se confirmaba que los individuos ubicados en el 0 eran heterosexuales, los ubicados en el 6 eran considerados homosexuales, y todos los demás, es decir, la mayoría de nosotros, nos encontramos en el medio.[4]
Sin embargo, estudios más recientes ahora se refieren a la “fluidez sexual”, lo que básicamente significa que los niveles de atracción no son fijos, sino que cambian debido a una variedad de factores. En el artículo de la revista O Magazine, la doctora Lisa Diamond, profesora de psicología y estudios de género de la Universidad de Utah y autora del libro “Sexual Fluidity: Understanding Women’s Love and Desire” (Fluidez sexual: entendiendo el amor y el deseo femenino) dice: “La fluidez representa la capacidad de responder eróticamente de maneras inesperadas debido a situaciones o relaciones particulares. No parece ser algo que una mujer pueda controlar”. Además, de acuerdo con Diamond, muchas mujeres que ha entrevistado dicen que se sienten atraídas por la persona, no necesariamente por el género, y prefieren características como la amabilidad, la inteligencia y el sentido del humor para una conexión emocional. A veces puede tratarse de un hombre o a veces puede ser una mujer.[5]
Lo que está claro es que ahora más mujeres prefieren la compañía de otra mujer porque, como afirma la profesora de Yale Binnie Klein en el mismo artículo, “ahora más que nunca las personas pueden imaginar un cambio en la orientación sexual, y hay más oportunidades (y aceptación) de cruzar la frontera”.[5] Es a lo que Susan Bordo, filósofa feminista, profesora de Kentucky y escritora , se refiere con “salir de la caja del género convencional”.[5]
Como mencionamos anteriormente, las razones por las que las mujeres buscan la compañía de otras mujeres pueden variar en función de una amplia variedad de factores y situaciones. ¿Quizás estás frustrada o has tenido experiencias negativas con los hombres? ¿O inherentemente sabes que eres bisexual o lesbiana? ¿O simplemente tienes curiosidad y te resulta atractivo ver a alguien que está más en sintonía con lo que necesita una mujer? Antes de empezar a buscar citas, es importante recordar algunos preceptos básicos. Algunos de estos incluyen los que aconseja la doctora Ridley: no te avergüences de tu elección, sé completamente abierta con respecto a sus expectativas, y recuerda que la experiencia puede no tener relación con tu orientación o preferencia sexual, pero podría ser una ayuda importante para tu propia identidad sexual.[6]
Así que aunque seas lesbiana, bisexual o solo estás casada pero buscando algo más para cambiar el ritmo, es importante que tengas[7] esto[8] en cuenta:
Eres una mujer que ahora está abierta a la idea de salir con otras mujeres. Hemos determinado que es mucho más fácil (y aceptable) para las mujeres experimentar con relaciones alternativas. Esta es una descripción divertida, de todas las cosas buenas que puedes descubrir sobre ti y tu sexualidad, basada en algunas ideas de una de las autoras de Bolde, Amy Horton[9]:
Aunque las referencias históricas a las relaciones entre mujeres son escasas, sabemos de algunas mujeres lesbianas o bisexuales muy admirables que han hecho importantes contribuciones culturales a lo largo de los años. Ellas son solo algunas que pueden parecerte interesantes(10):
Para completar la lista, Riese, colaboradora de autostraddle.com, menciona algunas mujeres lesbianas de las que no te hablaron en la clase de historia(11):
Hay un número incalculable de mujeres que están ansiosas por explorar las relaciones con otras mujeres. Solo recuerda las palabras de Vanessa Morin, psicoterapeuta sexóloga: “Tus experimentos no te definen, pero si no te das la oportunidad, vas a arrepentirte de no haberlo intentado”(12).
Aunque hay una gran cantidad de sitios de citas entre personas casadas y aplicaciones para tener aventuras en la internet, no todos te ofrecerán el mismo nivel de privacidad y discreción que el proveedor de servicios líder en el mundo.
En AshleyMadison.com estamos aquí para ayudar a las personas a dar el primer paso entre imaginar la felicidad erótica y hacerla realidad. Si eres una de ellas, no pierdas el tiempo, ¡empieza hoy mismo!