Marilyn Monroe. Monica Lewinsky. Camila de Cornualles. Todas son mujeres famosas por derecho propio, pero han escalado las alturas de la infamia debido a los hombres que amaban. Cuando piensas en estas mujeres, ¿inmediatamente te llega a la mente la palabra “amante”? ¿O es incidental a su propia notoriedad?
Wikipedia define el término como “una amante y compañera a relativamente largo plazo que no está casada con su pareja, especialmente cuando la pareja está casada con otra persona”(1)
Aunque esta definición puede parecer universal en la sociedad actual, sorprendentemente la idea de tener una amante tiene diferentes connotaciones (y distintos niveles de aceptación) entre las culturas del mundo. Lo que es aún más fascinante es cómo la percepción que las personas tienen de las amantes depende de cómo ven la institución del matrimonio.
La escritora Helen Fisher, citada en una reseña del libro The Mistress de Victoria Griffith que apareció en el New York Times, señala que de las 853 culturas humanas registradas, sólo el 16% suscribe el concepto de monogamia.(2) Ahora bien, ten en cuenta que ese 16% probablemente comprende una gran mayoría de gente “civilizada” en la sociedad moderna, pero esto plantea una interesante paradoja que Griffith señala en su libro: “una amante vive fuera de la institución del matrimonio, pero también está sujeta a ella, al ser definida por ella. Sin matrimonio, no habría amantes”.(2)
Sin embargo, antes de que nos enredemos con estereotipos sociológicos, demos un breve paso atrás en el tiempo para mirar la historia de las amantes y por qué las relaciones extramatrimoniales todavía tienen un impacto tan importante en la vida del siglo XXI.

Amantes: Una breve historia
El que los hombres tengan relaciones románticas con otras mujeres que no sean sus esposas es un hecho que se remonta miles de años atrás, y se han documentado muchos amoríos importantes han sido documentados por parte de historiadores especializados en las antiguas civilizaciones de Grecia, Egipto, Roma, Arabia y Asia. Basta con recordar las historias de Helena de Troya y París, o Cleopatra y Marco Antonio (¡y Julio César!). De hecho, el Antiguo Testamento en la Biblia narra el drama que rodea la relación de Abraham con su amante egipcia, Agar, y el subsiguiente nacimiento de su hijo Ismael, para disgusto de su esposa Sara. Este triángulo de amor bíblico llegaría a simbolizar la creación de la fe islámica (a través de Ismael) y la fe judía (a través de Isaac, hijo de Abraham y Sara)(3).
La tradición árabe daría lugar a los harenes del jeque; la literatura romana y china habla de concubinas y la cultura japonesa es famosa por las geishas. En China, desde que se tienen registros históricos, han surgido historias de famosas concubinas de origen humilde (por lo general rural) que pasaron a ocupar el lugar de amantes (y a veces de madres) de famosos emperadores y de la realeza menor.
Incluso hoy en día, en China, donde los hombres fuertes y poderosos del Partido Comunista han suplantado a los emperadores y reyes del pasado, sigue siendo una señal de prestigio para ellos tener amantes con fines románticos, sociales y políticos. Y, en algunos casos, el prestigio puede funcionar en ambos sentidos. En un artículo reciente escrito por James Palmer para la publicación en línea Quartz, “uno de los trabajos más buscados por las mujeres rurales chinas es convertirse en amante”(4). Sin embargo, dadas las circunstancias de pobreza de muchas personas en las regiones rurales de China, uno podría sospechar que este trabajo de ensueño tiene más que ver con la economía que con la necesidad de ascender en la sociedad dinástica.
En el mismo artículo, el Palmer cita un estudio del Centro de Gestión de Crisis de la Universidad de Remnin en Beijing que afirma que el 95% de los funcionarios “corruptos” mantenían amoríos ilícitos y el 60% habían tenido una amante. Dependiendo de las motivaciones de las mujeres involucradas, en los círculos chinos se las conoce como “ernai”, que significa “segunda mujer”; o “xiaosan” que significa “pequeño tres”, para aquellas que tratan de forzar un divorcio entre su amante y su esposa(4).
Por último, y quizás un poco más cercano para los descendientes de sus súbditos en Norteamérica, podemos ver las hazañas de la aristocracia europea y los romances históricos entre la realeza y sus amantes. Muchos de nosotros estamos bastante familiarizados con el tortuoso triángulo amoroso entre el Príncipe Carlos, Diana de Gales y Camila de Cornualles. Pero tal vez quieras ver la serie de History Channel sobre cuatro famosas amantes que dieron forma a la historia, y te enterarás de los coqueteos entre Diana de Poitiers y el rey Francisco I de Francia; Bárbara Palmer y Carlos II de Inglaterra; y Lola Montez (Eliza Rosanna Gilbert) y el rey Luis I de Baviera. Por cierto, una de las descendientes más famosas de Barbara Palmer es Diana de Gales(5). Y se rumorea que Lola Montez, una conocida bailarina “española” de teatro en Europa que finalmente terminó en los Estados Unidos, fue la inspiración detrás de la exitosa canción “Whatever Lola Wants” del musical Damn Yankees (Malditos yanquis)(6).

¿Por qué la palabra “amante” provoca sentimientos tan fuertes?
En la sociedad de hoy en día, el término “amante” automáticamente se refiere a una aventura extramatrimonial ilícita con un hombre casado. Irónicamente, el término en inglés, “mistress”, hasta principios del siglo XIX, era la forma femenina de “mister” y se usaba para referirse a la mujer de la casa que tenía sirvientes. Además, según el Oxford English Dictionary, durante los siglos XVI y XVIII, “Mrs.” (abreviatura de “mistress”), era un término de cortesía para las mujeres solteras mayores, para ponerlas a la par con las mujeres casadas cuando se presentaban ante los tribunales(7). No sería sino hasta la década de 1740, en la era de la creciente urbanización y comercialización, que el uso de “Mr.” y “Mrs.” (“Sr.” y “Sra.”) se extendió más en los círculos empresariales, hasta que finalmente tomó el significado con el que conocemos estos términos hoy en día(7).
Y según algunos relatos, el término “mistress”, tal como lo utilizamos ahora, proviene del francés “maitresse” que significa “amada”(8).
Es comprensible que la realidad de una amante pueda significar todo lo contrario para un hombre casado y para la mujer casada que resulte ser su esposa, sobre todo en la sociedad norteamericana. El hecho de que su marido tenga una relación ilícita puede significar un daño increíble y una traición abyecta para muchas de las esposas de hoy en día.
En su trabajo más reciente, “The State of Affairs – Rethinking Infidelity” (El estado de los affaires: redefiniendo la infidelidad) Ester Perel, reconocida psicóloga, escritora y conferencista de TED, cree que estos sentimientos tienen mucho que ver con las expectativas de las mujeres sobre el matrimonio moderno. En una entrevista con Zosia Bielski de Globe and Mail, Perel afirma: “El significado de la infidelidad ha cambiado drásticamente porque el significado del matrimonio también lo ha hecho. El matrimonio moderno consiste en tener un mejor amigo, un confidente, un amante apasionado, un padre en conjunto, un igual intelectual y alguien que te inspire a perseguir tus sueños y tu carrera: una persona que te dé lo que antes te daba todo el pueblo”(9).
¿Qué tan realista es eso para cualquiera de nosotros? ¿Eso explica por qué una buena parte de los hombres sigue sintiendo la necesidad de recurrir a otras mujeres además de a sus esposas?

Las amantes y sus hombres
En su libro The Truth About Cheating (La verdad sobre la infidelidad) el psicoterapeuta Gary Neuman, con sede en Florida, entrevistó a 100 maridos fieles e infieles para tratar de encontrar algunas respuestas a esta antigua pregunta.
Sorprendentemente, de aquellos que engañaron a sus esposas, el 88% afirmó que no tenía nada que ver con el sexo, sino que era más bien una falta de “gestos cariñosos en el hogar”. El 48% se sentía emocionalmente insatisfecho en su matrimonio, lo que llevó a Neuman a comentar en un artículo de Zosia Bielski, reportera del periódico Toronto’s Globe and Mail, que “los hombres tienden a ser más inseguros e impresionables de lo que demuestran. Tener una amante les daba apoyo verbal y emocional”(10). Sin embargo, entre los que contestaron que el sexo era un factor, el 32% estaba sexualmente insatisfecho, el 68% dijo que el sexo era diferente con su amante y el 22% afirmó que su amante le daba opciones sexuales que su esposa no. En palabras de Neuman, “Los hombres no están insatisfechos con el sexo que están teniendo (en casa), solo quieren tener más. Es lo que significa más para ellos, así encuentran unan conexión”(10).
Otros estudios parecen confirmar que los hombres insatisfechos buscan algo más que solo sexo fuera del matrimonio. Un artículo titulado “Why Husbands Cheat” (Por qué engañan los maridos) escrito por la dra. Marilyn Wedge en la versión en línea de la revista Psychology Today, afirma que solo el 12% de los maridos infieles dicen que sus amantes son más atractivas que sus esposas, y que cometen adulterio principalmente por apoyo emocional(11).
¿Habrá una razón aún más básica, más primordial, para que los hombres (y algunas mujeres, de hecho) necesiten apoyo emocional y sensual fuera de una relación establecida? Según Perel: “Incluso en las relaciones en las que se ha acordado salir de la monogamia, donde las personas tienen permiso para estar con otras parejas, todavía se puede cruzar el límite de lo prohibido. Eso habla del poder de la transgresión como parte de la naturaleza humana. Nos hace sentir poderosos y autónomos. Caemos en una espiral de hedonismo: Cuando obtenemos lo que queremos, queremos todavía más”(12).

¿Y si tener una amante no fuera tabú?
¿Ansiarían algunos hombres la compañía de “la otra mujer” si no se la despreciara tanto en la sociedad norteamericana de hoy? Nuestra breve mirada a los análisis históricos y modernos nos lleva a creer que la respuesta es “probablemente sí”. La verdadera pregunta es: ¿qué es lo que nos impide comprender las verdaderas motivaciones del adulterio y nuestras reacciones ante él? Si al fin y al cabo, como señala Perel, el divorcio y la capacidad de una mujer de dejar un matrimonio son cada vez más aceptables, ¿por qué la infidelidad no es obsoleta?(12)
¿O quizás necesitemos ver el papel de la amante a través de un lente más cosmopolita? En su artículo para Vogue titulado “What We Can Learn About Marriage From the French” (Lo que podemos aprender de los franceses acerca del matrimonio) Christine Perez hace una reseña del libro “How to be Married - What I Learned From Real Women on Five Continents About Surviving My First Really Hard Year of Marriage” (Cómo estar casada: Lo que aprendí de mujeres de verdad en los cinco continentes sobre cómo sobrevivir el durísimo primer año de matrimonio) de Jo Piazza. Piazza entrevistó a cientos de personas de todo el mundo y la estadística que se destaca, que tal vez no es sorprendente, es que solo el 49% de las mujeres francesas creen que la infidelidad es inaceptable, en comparación con el 84% de las mujeres estadounidenses. Aunque cada matrimonio tiene sus propios matices y complicaciones, tal vez haya algo en la forma en que las mujeres francesas perciben sus relaciones con sus maridos, tratándolos más como amantes y menos como parejas domésticas(13).
¿Tenemos tan arraigados nuestros puntos de vista sobre el matrimonio que nos estamos perdiendo de lo que realmente nos hace felices? Es algo para ponerse a pensar.

Explora tus opciones
Si estás listo para dar el siguiente paso hacia un estilo de vida romántico más satisfactorio, déjanos ayudarte a ir más allá de las opciones comunes como los sitios de citas tradicionales o los bares de solteros.
Claro, estas herramientas pueden proporcionar contacto inmediato y posible gratificación, pero tienen un costo. Lo que quieres es tomarte un tiempo y determinar exactamente cuáles son tus propias necesidades en función de tus circunstancias personales. Nuestro sitio para citas entre personas casadas está esperando a que estés listo, y también hay aplicaciones de affaires que muchas personas encuentran más convenientes. Los sitios de citas entre adultos cada vez son más populares; esto se debe probablemente a su selección y conveniencia, lo cual es difícil de igualar en cualquier pub tradicional.
En AshleyMadison.com nos esforzamos por asegurar un servicio al cliente de primera clase para aquellos que buscan más pasión y satisfacción en sus vidas, con énfasis en la discreción.

Referencias
- https://en.wikipedia.org/wiki/Mistress_(lover)
- http://movies2.nytimes.com/books/first/g/griffin-mistress.html
- https://en.wikipedia.org/wiki/Hagar
- https://qz.com/1221550/one-of-the-most-sought-after-jobs-for-rural-chinese-women-is-to-become-a-mistress/
- https://www.history.com/news/4-mistresses-who-changed-history
- https://en.wikipedia.org/wiki/Whatever_Lola_Wants
- https://www.historyextra.com/period/mistresses-through-history-the-term-wasnt-always-about-secret-sex/
- https://english.stackexchange.com/questions/54487/how-did-the-term-mistress-take-on-two-rather-different-connotations
- https://www.theglobeandmail.com/life/relationships/therapist-esther-perel-on-how-an-affair-can-break-or-remake-amarriage/article36503502/
- https://www.theglobeandmail.com/life/high-infidelity-men-dont-stray-just-for-sex/article1064504/
- https://www.psychologytoday.com/ca/blog/suffer-the-children/201606/why-husbands-cheat
- https://www.theglobeandmail.com/life/relationships/therapist-esther-perel-on-how-an-affair-can-break-or-remake-amarriage/article36503502/
- https://www.vogue.com/article/marriage-relationship-tips-from-french-women
Traducciones:
- Mistresses (English)
- Amantes (Español)
- Herrin (Deutsche)
- Amanti (Italiano)
- 情婦 (繁體中文)